Desde el miércoles 14 de junio se encuentra atracado en el muelle 2.2 del puerto de Málaga el megayate Turama (IMO 8907216). Llegó a las 15:30 horas procedente de Calcis, capital de la isla griega de Eubea.
Construcción 305 del astillero finlandés Rauma Shipyard entró en servicio durante el año 1990 llamándose Delfin Caravelle como buque de crucero. Posteriormente navegó con los nombres de Sally Caravelle y Columbus Caravelle. En 2004 fue transformado en yate de lujo siguiendo un proyecto del estudio de arquitectura naval Alpha Marine Ltd. y rebautizado Turama. El casco y la superestructura están fabricados en acero y para las cubiertas se utilizó la teca. De la propulsión se encargan dos motores diésel Wärtsilä 8R32 con 6.013 kilovatios de potencia en total y dos hélices de paso fijo.
Tiene una eslora de 116,41 metros, un arqueo bruto de 8.343 toneladas y capacidad para 70 pasajeros, alojados en 43 camarotes, y 60 miembros de la tripulación. Dispone de estabilizadores de velocidad cero que actúan, para comodidad del pasaje, cuando el buque se encuentra fondeado en aguas movidas. Cuenta también con piscina, spa con jacuzzi, sauna, salón de belleza, sala de masajes y aromaterapia, hospital y helipuerto totalmente certificado.
El Turama, con bandera de Arabia Saudita y matrícula de Yeda, ha sido protagonista en varias ocasiones en los medios de comunicación por lamentables sucesos. En agosto del año 2008 una joven española denunció en la comisaría de la Policía Nacional de Ibiza, en cuyas aguas se encontraba fondeado el yate, haber sido agredida sexualmente en uno de los camarotes por el príncipe saudí Al Waleed Bin Talal tras haber sido llevada a bordo contra su voluntad. Aunque el caso se archivó con rapidez, sin ordenar la práctica de ninguna diligencia policial, se reabrió tres años después.
El otro suceso ocurrió en el año 2011, cuando el ancla del Turama arrasó una hectárea de posidonia, el equivalente a un campo de fútbol, en pleno Parque Natural de ses Salines (Formentera) de esta especie protegida. El príncipe Bin Talal, amigo personal del rey, zanjó la polémica con un donativo a Rescat Immediat Posidónia (RIP). La Fiscalía archivó las diligencias afirmando no haber detectado indicios de delitos en ese desastre ecológico.